Sus actos no son la excepción, digamos que no es un ser excepcional. Mejor le sale decepcionar, un arte habitual pero particular. Y así actuando en su particularidad roza lo casual. Resplandece en su casualidad y destila atomicidad. El resplandor de su figura, enceguece su cordura y ya lleva años figurándose la locura. Que si por el barrio le dicen loco, de seguro no es mérito propio. Dícese que su seguridad es imagen y su propiedad es privada. Y se olvida que de mucho se priva porque su vida es imaginada.
de mucho se priva
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