-Hola, si, ¿en qué puedo ayudarte?
-Hola, eeeh... Sí, quería 300 gramos de Orgullo.
-Bien... A ver... mmm 250, 310, 300... Ahí está, ¿Te lo envuelvo para regalo?
-No, así está bien.
-Bien, son $8,50.
-Ahí tenés, justo.
-Uh, ¡muchas gracias por el cambio!
-No, de nada, chau.
-Chau, ¡que tengas un buen día!
... y salió, se sentó en el banco de una plaza, y se comió los 300 gramos de Orgullo.
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