Me subo al colectivo, y a las pocas cuadras recuerdo su recorrido. Y lo recuerdo todo:
Los aromas. Las bromas. Las palabras. Las sonrisas. Las brisas. Los calores. Los colores. Los dolores. Las incertidumbres. Las certezas. Las rarezas. Las ilusiones. Las canciones. Las oraciones. Las imágenes. Las incoherencias. Las conciencias. Las inconsciencias. Las razones. Los corazones. Los cuentos. Los vientos. Los inventos. Los desencuentros. Las miradas. Las remeras. Las polleras. Los abrigos. Los amigos. Los enemigos. Las comidas. Las bebidas. Las resacas. Los besos. Los excesos. Las faltas. Las sorpresas. Las casas. Las sillas. Los sillones. Los colchones. Las siestas. Las fiestas. Las luces. Los dulces. Los cruces. Las oscuridades. Los parches. Los perfumes. Las calles. Los taxis. Los bondis. Los fríos. Los mimos. Los guiños. Los abrazos. Las charlas. Las risas. Los lugares. Las verdades. Las mentiras. Las esperas. Los pensamientos. Los sufrimientos. Los llantos. Los cantos. Los encantos.
Y el desencanto.
Ya me bajé del colectivo, evidentemente pasé por ahí, pero no la ví.
Más que en un viaje en colectivo, un viaje en el tiempo. Benditos recuerdos del pasado! Y ahí en el fondo del bondi, se escucha la frase de la abuela "parece que fue ayer". Amén.
ResponderEliminarSaludos!
Vale.
Me encanta, me toca, me conmueve.
ResponderEliminarMS