martes, 12 de abril de 2011

un millón de años luz

Una mañana gris te levantaste agotada de tanto soñar. Abriste el placard de algarrobo ubicado frente a tu cama, y sacaste la polvorienta caja de tu niñez. De allí adentro, tomaste el boomerang que alguna vez alguien te regaló, y - sin siquiera ponerte las pantuflas - corriste al jardín y lo tiraste al viento con todas tus fuerzas. Ya pasaron varios años y seguís esperando su retorno ansiosamente. Sin embargo, en lo más profundo de tu ser, sabés que lo mejor que puede pasarte es que jamás regrese. Porque cuando el boomerang vuelve, si no estás atenta, puede golpearte en la cara. Y eso duele.

1 comentario:

  1. Para que los boomerang vuelvan tienen que ser lanzados con mano exoerta.

    Todo para que sea satisfactorio tiene que ser hecho con mano experta.

    ¿No?

    Si ese no volvió lanza otro. Y repite. Hasta que encuentres la manera de hacerle volver.

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