domingo, 27 de mayo de 2012

soy extranjera


Puedo tocar el tiempo. Sí, lo toco, lo palpo, puedo manipularlo. Cuando iba a verte, una hora eran cinco minutos. Pasaba horas y horas contemplándote, sin esperar nada más que eso. Los segundos se me escurrían como arena en las manos, no había control, y el tiempo dejaba de ser para mí algo medible. Pero ya no te veo más, y lo decidí yo. No se puede amar tanto a alguien que no te ama igual, una vez escuché que no hay que dar lo que no te pueden dar, y pensé que era algo egoísta esa máxima. Ahora, después de haberte amado sin haber sido amada por vos, pienso que debería haber sido un poco más egoísta con vos. Si puedo ser egoísta con tantas otras personas, cosas o situaciones, no entiendo por qué no puedo ser egoísta con la persona que merece que lo sea. Parece simple cuando lo verbalizo, pero en el acto hay algo que me frena y no me permite pensar en mí. Sólo lo logro a la distancia, siempre a la distancia, nunca en el momento adecuado. Estoy desfasada en cuanto a época, lugar y personaje. Estoy desfasada, y por eso puedo tocar el tiempo, porque no estoy en él, porque no lo habito, porque soy una mera observadora del tiempo y por ende de la realidad. Estoy afuera de esa convención. Soy extranjera.


(fragmento de "Work in progress" - by Me.)

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