Puedo tocar el tiempo. Sí, lo
toco, lo palpo, puedo manipularlo. Cuando iba a verte, una hora eran cinco
minutos. Pasaba horas y horas contemplándote, sin esperar nada más que eso. Los
segundos se me escurrían como arena en las manos, no había control, y el tiempo
dejaba de ser para mí algo medible. Pero ya no te veo más, y lo decidí yo. No
se puede amar tanto a alguien que no te ama igual, una vez escuché que no hay
que dar lo que no te pueden dar, y pensé que era algo egoísta esa máxima. Ahora,
después de haberte amado sin haber sido amada por vos, pienso que debería haber
sido un poco más egoísta con vos. Si puedo ser egoísta con tantas otras
personas, cosas o situaciones, no entiendo por qué no puedo ser egoísta con la
persona que merece que lo sea. Parece simple cuando lo verbalizo, pero en el
acto hay algo que me frena y no me permite pensar en mí. Sólo lo logro a la
distancia, siempre a la distancia, nunca en el momento adecuado. Estoy
desfasada en cuanto a época, lugar y personaje. Estoy desfasada, y por eso
puedo tocar el tiempo, porque no estoy en él, porque no lo habito, porque soy
una mera observadora del tiempo y por ende de la realidad. Estoy afuera de esa
convención. Soy extranjera.
(fragmento de "Work in progress" - by Me.)
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