Una preposición puede cambiarlo todo, así como el modo en que apoyás tu brazo sobre mi hombro, o la forma en la que me decís que tengo comida en el labio. De los pies a la cabeza, desde nunca hasta siempre: no me gusta que me digas que te reís conmigo y no de mí; porque en el fondo sé que te causa gracia cómo pronuncio las eses y los nombres en inglés (dale, no es lo mismo “yanis yoplin” que “tchanis tchoplin”). Sé que no podés evitar las carcajadas cuando bailo en bombacha sobre la cama, ni cuando me golpeo la cabeza contra el techo de tan alto que salto. Aunque no te enteres, te escucho cuando te reís de cómo camino y mucho más de cómo corro. ¿Y tan gracioso es verme llorar con las mismas escenas de la película que vi sesenta y cinco veces desde que la tengo en dvd? Pero lo más fatídico del asunto es ver asomar tus dientes y escuchar tu “ja-ja-ja” cuando entre tanto "bla-bla" de mi discurso imaginario, emerge la palabra plena y digo que me voy sin vos y no con vos. Y no es un detalle.
"Las imágenes se deforman, empalidecen. Las palabras, uno se las lleva consigo." (Simone De Beauvoir)
sábado, 24 de diciembre de 2011
viernes, 23 de diciembre de 2011
flore (siendo)
Coqueteo con los límites del padecer que fomentan espacios singulares del renacer : muero al ver las sombras de mis miedos reflejadas en los cantos de mis frustraciones; revivo al sentir el aroma de mis fortalezas en la insistencia de mi deseo al que -enhorabuena- no tengo el valor de ceder.
lunes, 12 de diciembre de 2011
I will survive
El concierto de tu risa me aturde y me eriza, porque en cualquier lugar te escucho lejanamente cercano. Me voy yo, siempre yo, y vos te quedás agarrado de las mismas ramas, del mismo árbol añejo al que siempre intentan -pero al que es imposible- derribar. Vuelvo sobre mis pasos –soy yo- a veces sin darme cuenta, hasta que me abofetea la afilada realidad. Sangrando huyo, salgo corriendo sorteando los charcos pantanosos de la memoria, del dolor que me provoca recordar. Porque en mi recuerdo hay risas y sonrisas, pero tapando llantos profundamente desgarradores que intento mantener bajo vieja tierra sin remover. Y así me voy, otra vez yo, aturdida por los espasmos del susto, del llanto y entonces te canto –mi encanto- que ya no volveré, que te olvidaré, que sobreviviré.
viernes, 9 de diciembre de 2011
No valores lo más valorado
No esperes nada de alguien que nunca te ha dado
No te pongas de pie para no estar sentado
No insistas entrar a donde nunca te dejaron pasar
No veas lo que no te quieren mostrar
No te esfuerces por disfrutar
No inventes el mundo que los demás quieran
No creas en las increíbles creencias ajenas
No reclames la cura de penas
No aplaudas antes del último acorde
No te quedes siempre conforme
No intentes permanecer en el borde
No vayas a los lugares que te lleven los vientos
No dejes de jugar con tus propios sentimientos
No creas que nunca derribarán tus cimientos
No digas lo que otros quieren oír
No te quedes simplemente para no partir
No sigas la "nueva moda" de huir
No te apures para alcanzar algo que no está
No ignores lo que te hace mal
No pienses lo que siempre pensaron que pensás
No sigas el camino que no elegiste
Y por sobretodo:
No hagas nada de todo lo que leíste.
sábado, 3 de diciembre de 2011
(entrando) a un mundo nuevo
- Bien, empecemos por lo primero, entonces - dijo él.
Y así, envolvió el cuello de ella con su mano izquierda, y lentamente la acercó hacia sí. Sus labios se encontraron y se perdieron en una danza, torpe al comienzo, pero muy suave y armónica poco después.
- No era tan difícil el asunto - dijo él.
- No, pero yo diría que es complicado - respondió ella. - Ahora me duele la panza, tengo náuseas y dolores de cabeza.
- Si, yo también -admitió él, cabizbajo. - ¿Y ahora qué?
- Ahora nos separamos y esperamos a que todo pase.
- ¿Y después?
- Y después nos encontramos y, de nuevo, lo primero.
- ¿Y las náuseas, la panza, la cabeza...?
- Que vengan... Todo pasa.
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