lunes, 22 de agosto de 2011

barra-dos


Hace tiempo no me enfrento al abismo de mi alma enmudecida por la soledad de tus besos y la escasez de tus palabras articuladas en las noches de invierno. Me creo inmune al dolor, pero veo pasar las horas dentro de un frasco magnético que me resguarda del viento, del frío, de la lluvia, de los gritos y los ruidos. Entonces, allí creo que las palabras dichas por bocas que se acercan para sentirse de cerca, para tocarse y no extrañarse, creo que esas palabras están sobrevaloradas. Tienden puentes que unen orillas lejanas, cierran cicatrices profundamente rotundas, pero nunca son perfectas. Alivian por momentos, pero no lo abarcan todo y siempre queda algo por decir. Pero sshh…ahora no lo digas, no, por favor…

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