Me dicen La Gran Maraña, y eso me gusta, sobre todo lo de “Gran” porque me hace sentir poderosa y vigorosa. Me creo potente y divergente, diferente a lo renuente.
Soy una maraña que araña y engaña. Me alimento de vos y de vos, y del de allá atrás también. En mi propio enredo te enredo, te atrapo y te tapo. No tengo principio ni fin, soy toda salida y llegada. Si te engancho en mi zafarrancho de nudos, enjambres y alambres, no salís, te juro que no salís. Me las arreglo y te entretengo con mis bla bla y mis chácharas de cha cha chas.
Estoy tan cómoda donde estoy que no me quiero ir. Vivo en un lugar muy cálido, o así parece. Es un sitio pequeño y de ensueño, capaz por eso me siento grande, y por eso lo siento cálido, porque me gusta y no me asusta. Acá yo controlo todo y sólo yo descontrolo. Y ojo que controlo todo, hasta el descontrol.
Igual hay algo que no entiendo, arriba mío diviso algo que no comprendo y no alcanzo a desentrañar. Algo de luz que me aterra y me estremece, pero no me adormece. Me intriga pero me intimida. Si me acerco no sé qué obtengo. Más bien sé qué pierdo. Te pierdo y me pierdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario