jueves, 2 de febrero de 2012

escape

La lluvia me demuestra –una vez más- que no soy de papel. Me moja pero no me deshace, y en cambio me eleva en las alturas hacia el anhelado mundo de la inmensidad. Y vos me hablás de amor, me llenás los oídos con historias inventadas para la ocasión. Me envolvés en abrazos que me alejan del mundo y su monotonía. Me llenás los bolsillos con caramelos de sabor infinito. Y decís algo de mi risa, mis nervios en perpetua exhibición. Uno y uno son dos, pero ya son las dos, mejor me voy antes de que empiece a llover, otra vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario